Are you the favorite person of anybody?

Dirección: Miguel Arteta
Guión: Miranda July

tranquilidad momentánea

Hoy a la tarde, pasadas las tres, paré para almorzar. En la mochila tenía un tupper azul con un sandwich enorme. Me fui despacito hasta plaza San Martín y me tiré sobre el pasto recién cortado mirando hacia la torre de los ingleses. En los auriculares tenía canciones que hablaban de cosas simpáticas y por un rato todo me pareció enorme, acogedor y lindo. Todo: mi sandwich, el juguito de naranja, el pasto, las canciones, el viento y los autos. Parecía ser domingo dentro de un sábado y yo me sentí conforme y tranquilo... y eso es lo único que quiero para siempre: conformidad y tranquilidad.
Todo estaba así de amable hasta que se aparecieron unas palomas alrededor deseando mi sandwich, o al menos eso parecía en mi mente fóbica a las aves. Las espanté, me levanté y seguí con mi estado habitual.

welcome to the chongo

Es increíble el sentimiento de virilidad que le pueden dar a uno un par de borcegos pesados y unas canciones de Los Violadores en los auriculares mientras se camina por Retiro a altas horas de la noche.

(PD: Todo esto cuando se tiene un grado de virilidad casi nulo, claro está)

feeling good

Hoy estaba lindo para ver películas pero no me dieron ganas de salir hasta el videoclub. Estaba esperando ansioso el domingo para dormir y para dejarme el pijama puesto todo el día, así que en realidad no es que no tenga ganas de ir al videoclub, sino que no tengo ganas de salir de esta ropa de dormir tan cómoda y abrigada.
Se me hizo que también estaba lindo para tomar café con leche espumoso acompañado de vainillas. Me metí en la cocina y encontré todo: café, leche, azúcar y un paquete de vainillas sin abrir. La suerte está de mi lado.
No tengo película para día fresco de no sacarse el pijama pero tengo un montón de libros nuevos y desconocidos con aspecto de interesantes y el día también se presta a ser lindo para leer libros nuevosdesconocidosinteresantes. Además me quedan vainillas, muchas vainillas, así que no pienso lanzar ninguna queja en todo el fin de semana. Estoy hecho.

Gaturrito

Hace unos días que tengo trabajo nuevo, soy librero. Durante varias horas me la paso envolviendo ejemplares de Ari Paluch y acomodando en los estantes libros de Nabokov y Manuel Puig que nadie lleva.

Soy de sentirme extraño en demasiados lugares y situaciones casi por naturaleza, pero el hecho de ser el único integrante nuevo de un grupo laboral acrecienta bastante los sentimientos de incomodidad que suelen acompañarme hasta cuando paso por el videoclub.

Así estaba el otro día, calladito, envolviendo un combustible espiritual y preocupándome por la ausencia de felinos en las estaciones de trenes, cuando se me cruza un gato de pocos meses blanco y gris. Todos empezamos a suspirar como tontos "Quélindo, quéhermoso, meloquierollevar", cuando saqué el celular para sacarle una foto corrió a refugiarse al lado de las historietas de Gaturro como si estuviera buscando un aliado.

Una compañera buscó una caja que decía Sudamericana, la vació de novedades literarias, le hizo unos agujeros lo suficientemente grandes como para que respire y lo suficientemente chicos como para que se escape y se lo llevó a su casa.

Al otro día supe que le puso Caetano y que se pasó toda la noche trepando por los muebles. Yo me sentí mucho más relajado, porque un lugar visitado por felinos es definitivamente confiable.

(P.D: ¿Es necesario que la gente compre un libro de Ari Paluch cada quince minutos?)