Tuesday, September 23, 2008

Maite

María de las Mercedes Fernández Lynch Pueyrredón, Maite para los conocidos, es una señora de unos sesenta y algo que compra libros de Sandor Márai para leer y para regalar. Viene de visita todos los sábados porque quiere tener su tarjeta para sumar puntos , pero por algún problema en los sistemas diabólicos de la librería es imposible cargar sus datos. Cuando le pregunto el estado civil mira para abajo, como si un estante se le hubiera caído encima, duda y dice "Emmm, poné... ahí andamos". Pongo separada y sigo intentando, pero no hay caso. Mientras tanto me pide El último encuentro y La extraña, este último para regalo... pero que no le cierre mucho el paquete porque quiere escribir una dedicatoria linda, con una lapicera hermosa que dejó en su piso de Pueyrredón y Arenales. Es una señora elegante que de jovencita debe haber tenido muchos pretendientes y de grande muchos amantes, seguro. Se va cabizbaja sin su tarjeta pero con sus libros, siempre le falta la tarjeta, pobre Maite.
El fin de semana voy caminando casi sin rumbo, paso por Pueyrredón y Arenales y me acuerdo de ella. Me dan ganas de tocarle el timbre y preguntarle cómo está... quiero que se sienta bien a pesar de no tener tarjeta ni estado civil pero no me animo, se puede asustar, no tengo una cara confiable... pero cuando venga de nuevo a buscar la tarjeta y el sistema se niegue a funcionar le voy a decir: "el fin de semana me acordé de usted, Maite". Tal vez un día me invite a tomar el té con sus amigas.

Saturday, September 20, 2008

Yo necesito amor. (Fragmentos)


"Podría pensarse que no hago más que ir de cama en cama y pasarme el tiempo cogiendo. Pero no es así. A menudo me aíslo del mundo durante semanas, me encierro en mi habitación y ni siquiera salgo a la calle. Durante ese tiempo hago ejercicios de dicción, diez, doce, catorce, dieciseis horas diarias. O toda la noche. Cuando los vecinos se quejan - y siempre acaban haciéndolo -, me echan de la habitación de turno. Cambio de habitación con más frecuencia que de amante. De algunas habitaciones me echan ya el primer día.
Paso días enteros paseando por los parques o noches enteras vagando por las calles."
"La plata me la gasto en las putas de Marsella. Aunque esas chicas no pueden permitirse hacer distinción y cogen con tipos de todas las razas, venidos de todos los rincones de la tierra y sin duda aquejados de todas las enfermedades imaginables, no solo me las cojo sin condon, sino que también se las chupo. Sé que es un comportamiento irresponsable. Pero quiero amarlas, quiero que sepan que las amo y que necesito amor. Que estoy enfermo de sed de amor.
- Tienes boca de puta - me dice una de ellas al darme un beso de despedida.
- Ya lo sé... "
"¿Que por qué soy una puta?. ¡Yo necesito amor!. ¡Amor!. ¡Continuamente!. Y quiero dar amor, porque tengo de sobra. ¡Nadie comprende que lo único que pretendo con mi puterío es derrocharme!."
(Klaus Kinski - Yo necesito amor.)

Saturday, September 06, 2008

pochoclo sensible

"Clara, hay vida más allá del call center..."

Preciosa, para mirar sin culpas. Ideal para una tarde de lluvia indecisa. Me sorprendió como esas veces que compro un alfajor barato y desconocido y al morderlo me doy cuenta de que trae más dulce de leche que el resto. Así me gustó. Celeste Cid es el chico más lindo que el cine nacional podría darnos. He dicho.

Thursday, September 04, 2008

no soy de aquí, no soy de allá

Ayer estaba en Florida y Marcelo T. con mi estimada I esperando a mi quejoso pero querido amigo F. Estábamos hablando de una novela sadomasoquista o de Clarice Lispector o de lo desganados que habíamos estado el día anterior sin ni siquiera ponernos de acuerdo, no recuerdo bien, cuando se nos acercó una muchacha con aspecto de Adriana Varela preguntando: "¿De dónde son?". Con seguridad respondimos casi a la vez: "De acá" y la mujer nos dijo que nos iba a ofrecer un show de tango pero que seguramente no nos interesaba. Le agradecimos y rechazamos amablemente su invitación. Isa dijo: "Hablamos raro". "Sí, siempre me dijeron que tenía un acento extraño, como si no fuera porteño", le contesté. A lo lejos vimos venir a nuestro amigo.