bolsillos

Tengo incorporado el guardar las manos en los bolsillos. No importa si hace frío o calor, si estoy en la ciudad o en el campo. Es casi automático.
En eso me pongo a pensar aquellos domingos en los que camino en calzoncillos por la casa y me viene una necesidad extrema de bolsillear las manos en el trayecto de la cocina al comedor o del living a mi cuarto. Cuando las manos se me resbalan a los costados y me doy cuenta de la dolorosa ausencia voy corriendo a buscar un pantalón y pienso: "¿Por qué no hay calzoncillos con bolsillos?, ¿existirán y todavía no los encontré?". Misterio.

c'est vrai

Caminar con alguien increíble hace que uno se cruce con cosas hermosas:

* Una anciana rumana que estudió letras y que vende estampillas en una galería de Corrientes y Suipacha. Al principio no es amable pero después se ablanda y es puro corazón de comerciante.

* Una librería vieja con libro pacientes que esperan sobre muebles polvientos.

* María Kodama saludando a sus vecinas de Callao y Arenales.

* Calladas y simpáticas camareras chinas de restaurant chino.

* Ronroneos.

Hasta luego

Hey, Jack Kerouac!

Lo primero que me llama la
atención de Dostoievski al princi-
pio de cualquiera de sus libros
es esa angustia nerviosa que
parece haber precedido la
primera página: el héroe es
siempre el mismo, llega a
la primera página procedente de
eternidades de introspección
angustia, melancolía, tal como
me ocurre a mí todos los días
Hmmm.

(Jack Kerouac, Libro de Esbozos, Pág 223)

Pretty in black

Feliz cumple a mi estimado Ducky.