Tuesday, December 01, 2009

nobleza gaucha

Ayer iba por San Telmo camino a clases y me crucé a la Condesa de Chikoff. Tenía puestos unos anteojos enormes y ropa de muchos colores.
Como N. hizo un curso de buenos modales con ella y me contó cada uno de los pormenores la sentí tan familiar que la saludé moviendo la mano derecha y hasta creo que le sonreí. Siempre me sale saludar a las personas por la calle, por más que las haya visto una sola vez en mi vida o tenga referencias lejanas, como en este caso. Es síntoma de haberme criado en donde me crié, supongo. Había tan pocas personas que uno terminaba saludándose unas cinco veces con cada una a lo largo del día.
Los conesejos de la condesa dicen cosas tales como que no hay que usar ropa marrón después de las siete de la tarde, que el verdadero amor se encuentra en los restaurantes del barrio chino y otras cosas que no me acuerdo. N. se sintió estafada porque dice que en realidad Eugenia no tiene clase, sólo un título. A mí me cae simpática por ser una anciana pero no haría nunca ese bendito curso, además de ser carísimo dicen que si uno comete algún error ella se acerca y te golpea en la mano con una varita. Viva la nobleza.