EL día arranca a las cinco y media cuando suena el despertador. Me baño rápido, desayuno y voy a la facultad. El tren no funciona, llego tarde, hay paro. Son las siete, me vuelvo a casa.
En casa me tienta acostarme de nuevo pero no... me quedo acomodando cds viejos que no me acordaba que tenía. Encuentro Mar del Plata en Invierno de Mi Tortuga Montreux y lo escucho entero mientras tarareo las canciones que me sé de memoria. Leo un rato, miro a Susana Roccasalvo por la tele y salgo de casa.
Llego al centro, es temprano. Me meto por San Telmo como cada mañana, hace calor, tomo un jugo de naranja. Leo a Grace Paley que habla de cosas chiquitas y las hace enormes. Habla de una amiga muerta con ternura y alegría; habla de su propia muerte con ternura y alegría y la transmite.
Llego al trabajo, un espanto. Cuando salgo pienso en irme a casa pero no, mejor sigo con el ciclo de Kaurasmäki.
Está nublado, en cualquier momento llueve, pero no importa... tampoco hace mucho frío. Saco las entradas, es temprano, JD no llega. Me voy a ver libros y me cruzo de casualidad con una chica que salta y me asusta porque voy concentrado escuchando música, es
Agustini que tiene sonrisa contagiosa y cuando se ríe se le arrugan los ojitos. Saludo y sigo Corrientes para abajo, todavía escucho Mi Tortuga Montreux ( Un treeeeeen súper estelar, vamos a correr, vamos a olvidaaaar).
Llega JD. La película es genial, me río de cosas negras... siempre me gustó reirme de cosas negras y por más que quiera evitarlo no puedo.
Salimos, compro libros, como un sandwich enorme y tomo el subte, después el tren, sigo leyendo a Doña Paley. Cuando llego a casa apenas llueve, me espera un gato. Sigo leyendo y escuchando Mar del Plata en Invierno hasta que me duermo. Recién hoy a la mañana me doy cuenta de que tuve un jueves realmente bonito.
