Maite
María de las Mercedes Fernández Lynch Pueyrredón, Maite para los conocidos, es una señora de unos sesenta y algo que compra libros de Sandor Márai para leer y para regalar. Viene de visita todos los sábados porque quiere tener su tarjeta para sumar puntos , pero por algún problema en los sistemas diabólicos de la librería es imposible cargar sus datos. Cuando le pregunto el estado civil mira para abajo, como si un estante se le hubiera caído encima, duda y dice "Emmm, poné... ahí andamos". Pongo separada y sigo intentando, pero no hay caso. Mientras tanto me pide El último encuentro y La extraña, este último para regalo... pero que no le cierre mucho el paquete porque quiere escribir una dedicatoria linda, con una lapicera hermosa que dejó en su piso de Pueyrredón y Arenales. Es una señora elegante que de jovencita debe haber tenido muchos pretendientes y de grande muchos amantes, seguro. Se va cabizbaja sin su tarjeta pero con sus libros, siempre le falta la tarjeta, pobre Maite.
El fin de semana voy caminando casi sin rumbo, paso por Pueyrredón y Arenales y me acuerdo de ella. Me dan ganas de tocarle el timbre y preguntarle cómo está... quiero que se sienta bien a pesar de no tener tarjeta ni estado civil pero no me animo, se puede asustar, no tengo una cara confiable... pero cuando venga de nuevo a buscar la tarjeta y el sistema se niegue a funcionar le voy a decir: "el fin de semana me acordé de usted, Maite". Tal vez un día me invite a tomar el té con sus amigas.
El fin de semana voy caminando casi sin rumbo, paso por Pueyrredón y Arenales y me acuerdo de ella. Me dan ganas de tocarle el timbre y preguntarle cómo está... quiero que se sienta bien a pesar de no tener tarjeta ni estado civil pero no me animo, se puede asustar, no tengo una cara confiable... pero cuando venga de nuevo a buscar la tarjeta y el sistema se niegue a funcionar le voy a decir: "el fin de semana me acordé de usted, Maite". Tal vez un día me invite a tomar el té con sus amigas.
5 Comments:
Sos un nene tonto y tierno :-)
Adoré este post. Y ya le tomé cariño a ña Maite.
...veramente usted hace querer a la gente. Pueyrredón y Arenales ahora queda en mi mente como la esquina de maite...
...un saludo real...
bueno, yo te invito también.
a ver si me traés glosa.
jaja ya pareces el puto que se caso con la pobre adelfa y depsues se quedo con su jubilacion , igual esta re bien ubicada maite , vas por buen camino P. ajja un beso
Me encantan las señoras que toman el té, regalan libros y viven solas.
Quizá sea que me amigo con mi futuro.
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