Están lindas esas cosas gratis que hay por la ciudad. El jueves fui con la buena de Pelu a ver a Juana Molina. La primera vez que la vi estaba enfermito, y no lo disfruté mucho. Esta vez sí. Todo olía a hierba y había una anciana encantadora con un vestidito a lunares que de espalda parecía el de cualquier niña palermitana pero cuando se levantó y la vimos de frente, notamos que tendría unos setenta años y que medía un metro treinta. Bailaba una reggae medio electrónico que sonó antes de Juana como si fuera una pendeja. La cámara no ayudó y la foto salió oscura, pero está en nuestra memoria. Eso sí, a la mitad del recital la perdimos de vista y tuvimos miedo de que haya sido pisada por alguien. Nunca más supimos de ella.
El viernes: Dani Umpi en el botánico. Leyó un cuento que se llamaba algo así como "Niño rico con problemas" y que no entendí muy bien porque era coral y al ser leído por una sola persona en voz alta se confundía pero igual me gustó. me gustó el jardín y él tan tímido y con ese acentito uruguayo que a veces me da ternura, sus pasitos de baile, su voz de corneta, sus rastas, sus 44 kgs... todo.
Y ayer broche de oro con Pimpinela y Miranda! en un parque que no sé cómo se llama pero que quedaba lejos. Encontramos el recital por los agudos de Lucía y llegamos en la parte en la que empezó a bajar línea sobre su hogar de huérfanos pero después nos arengamos y cantamos agarrados de la mano y a los saltos al lado de señoras con cartera y permanente recién hecha. Cuando terminó caminamos mucha cuadras á la Freddy Kruegger y comimos choripanes en la calle. Después tomé helado. Al rato se largó a llover.