Marlene

oh, esas piernas!

Estoy más que apasionado con una biografía híper naïve de Marlene Dietrich. En el librito, escrito por un tal Charles Higham se retrata la vida de la Dietrich de una manera... tonta. Marlene no era bisexual, simplemente no discriminaba a sus amigas lesbianas (que eran muchísimas, ejem). Marlene no engañaba a su marido; tenían una relación muy abierta. Marlene no abandono a su hija; se fue a Hollywood sola para no hacerla viajar tanto... pero no deja de resultarme atractivo esa fugaz visión que da del Berlín de la década del 20 y de la descripción de la vida cotidiana de Marlene... me fascinan las cotidianeidades:

Cuando no estaba trabajando se levantaba muy tarde e iba almorzar con amigos a algún lugar nada distinguido.
Escribía sus cartas a máquina, usando dos dedos, destacando pasajes en rojo y poniendo muchos signos de exclamación.
Leía vorazmente y revisaba las principales librerías, ordenando luego que le enviaran enormes cargamentos de libros.
Escuchaba música durante horas, la mayor parte de compositores franceses de mediado de siglo y óperas. Estudiaba con minuciosidad los resultados de sus horóscopos. También estudiaba los horóscopos de sus amistades y amantes y trataba de formar parejas entre los que se correspondían.
Solía cocinar para von Stenberg y Hans Twardowski. Iba a sus casas a preparar deliciosos platos alemanes.
Nunca hacía gimnasia (rara vez se la vio caminar por el Central Park y nadie la concebía en bicicleta), su esbeltez era un misterio para todos: comía como un soldado y a menudo devoraba chocolates. Nunca hizo régimen. La explicación que daba era que fumaba varios paquetes por día y sólo dormía cuatro horas. Su aspecto dramáticamente pálido, muy bello cuando era joven, podría explicarse por esos motivos.

Charles Highham-Marlene

(Me hubiera encantado cenar con von Stenberg y Marlene)
Así que en esto paso mi tiempo en mis últimos retazos de vacaciones. Al final me quedé sin ver Poliéster porque cambiaron el horario y me queda incomodísimo, pero no importa porque me queda un mes entero de ciclo John Waters.
Hoy mi ánimo está genialísimo... no por nada en especial, pero mi ciclotimia es incómoda. Una vez Deborah de Corral dijo en una nota (desde Londres, rapada, en el 98) que su estado de ánimo era como un electrocardiograma, subía y bajaba en segundos. Me encantó la analogía y siempre se la pido prestada... igual, cada vez que estoy tristón aparece Maddy. Como ayer que iba cabizbajo en el colectivo y de repente empezó a sonar:

Time goes by, so slowly... time goes by so slowly
Every little thing that you say or do
I hung up
I hung up on you
Qué post largo y aburrido… y me encantaría poner un montón de otras cosas, pero no escribo para nadie o para nada. Así que tal vez lo escriba en un cuaderno cuando vaya viajando aburrido en el tren.