Manuel Puig se hubiera hecho un festín en las filas de los supermercados. Hace uno o dos meses, en un Coto de Congreso tuve un día de compras muy bizarro. En la fila de al lado, tres travestis gordos, en mi fila dos mujeres que se encontraron de casualidad. Una de unos 40 años y la otra de unos 25:
-¡Hola! ay, qué alegría de verte!, ¿cómo estás?.
-Bien, y vos?
-Tirando
-Yo ahora estoy viviendo en un hotelito de la calle Salta.
-Ah, ¿sí?, ay, menos mal que te fuiste... ¡Yo no doy más!. Al tiempo de que te fuiste llegaron unos inquilinos... ¡De terror!.
-¡No me digas!
-Sí, te digo. No le tienen respeto a nada ni a nadie. Se pelean, ponen la música a todo lo que dá!, ¡De terror!. Ah, y a tu piecita la pintaron y le cambiaron los colchones, porque así como estabas no sé a quién se la iban a alquilar.
-Ay, menos mal que me fui. Le recé tanto a san Expedito para conseguir un lugar decente. Acá pago 350 pero por lo menos tengo el baño adentro y si el nene se me despierta a la noche nadie me agarra a escobazos la puerta para que se calle.
-No, allá... DE TERROR!, cada vez hay más cucarachas, y eso que el mes pasado fumigaron. Y la humedad!!! lo engripada que estuve en el iniverno.
- No sabés el alivio que me da haberme ido. Yo ahora estoy trabajando en un par de casa y más el taxi de Jorge nos arreglamos.
-Más vale.
-pasa que ahora con el verano la gente se va a la costa y el taxi muere. Yo le dije a Jorge, " te vas a tener que cosneguir algo algo más porque así no llegamos a ninguna parte"
- De terror como está todo!
Me fascinan esos diálogos taaaan comunes. Se me hace inevitable no espiarlos... (sí, soy chusma, y qué!)